jueves, 23 de octubre de 2008

Chicos mediadores, una estrategia contra la violencia en las aulas


Cargadas entre pares, peleas verbales y físicas, y la creciente certeza de que la escuela es un espacio permeable a la violencia social hace pie cada vez con más fuerza en los establecimientos educativos. Frente a ello surgen estrategias en las propias instituciones donde los alumnos se transforman en protagonistas de iniciativas para abordar estos conflictos. En la Escuela Nº 263 de la localidad de Tortugas, los chicos de séptimo realizan tareas como alumnos mediadores para buscar desde el diálogo una solución a la violencia escolar. Este, como la iniciativa lúdica que desarrollan chicos de la Escuela Nº 6.394 de Rosario (ver aparte), son ejemplos de experiencias exitosas donde los propios alumnos buscan bajar los niveles de agresión en las aulas.

Decenas de bicicletas estacionadas en la vereda es la postal con la que se encuentra quien visita en horas de clases la Escuela Nº 263 Domingo Faustino Sarmiento, de Tortugas. Cerca de 250 chicos integran la matrícula de la escuelita de la comuna que limita con la provincia de Córdoba. Difícil parece en una primera impresión vincular la tranquilidad que se respira por las calles del pueblo con ciertos hechos de violencia que impactan en las aulas argentinas. Acontecimientos que semana a semana ganan las tapas de los medios de comunicación.

Sin embargo, son los propios chicos de sexto y séptimo los que dan cuenta de esta situación. “La violencia infantil es un tema que se toca mucho en estos días, y me parece bien que se hable de eso porque si son violentos de chicos, de grandes van a empeorar”, cuenta Santiago Waldispeg, alumno de sexto de la 263. La preocupación sobre la escalada de conflictos en las escuelas llevó a los chicos de los cursos superiores a involucrarse en un proyecto que los tiene como mediadores. Así, son los propios alumnos los que, desde el diálogo, proponen interceder ante las disputas escolares entre sus pares.

“El año pasado notábamos que los chicos corrían y se pegaban mucho. Mayormente en los recreos, pero también en el aula”, describe Mirela Giuliano, de séptimo. Y sobre este tema Santiago agrega: “En todos los recreos surgía un problema, se decían cosas malas del padre, de la madre y a veces hasta de la hermana”.

Comisión en acción. El proyecto de alumnos mediadores nació el año pasado en la clase de formación ética de séptimo grado, a cargo de la docente Marcela Viozzi. “A raíz de hechos que pasaban en nuestro pueblo y trabajando sobre las ONGs y sus propósitos surgió la idea de inventar una organización de este tipo que trate el tema de la violencia”, apunta la maestra. Y a partir de allí se creó una Comisión en Acción, desde donde partió la idea de los alumnos mediadores de Tortugas.

Desde entonces, y una vez en marcha el proyecto, los chicos del último año comenzaron a intervenir en casos concretos de violencia ocurridos en la propia escuela. “Una vez una alumna le contestó mal a una señorita porque pensó que no la quería, que la dejaba de lado. Entonces le preguntamos a la chica qué le había dicho y si estaba arrepentida. Y al final la nena, como la quería mucho a la maestra, le pidió por favor que la perdone. A la seño se le caían las lágrimas y así se solucionó”, ejemplifica Mirela.

Ayrton Ponce y Axel Castro cuentan otro caso de mediación exitosa: “Había un chico que molestaba a sus compañeros y que reaccionaba mal cuando le decían que lo iban a retar. Hasta que se agarró a golpes con otro, pero cuando intervenimos prometió que no lo iba a hacer más y hasta ahora no hubo más problemas”.

Pero al enfrentar la violencia entre pares, los chicos de Tortugas trataron de limar también aquellos roces que se producían de manera verbal o simbólica. “Muchas veces se dicen cosas feas, y hasta si había algún enfermo en la familia también se cargaban con eso”, dice Camila Colombano, compañera de Mirela en varios casos de mediación escolar.

Una y otra vez la escucha y el diálogo son las palabras que utilizan los chicos para contar su estrategia a la hora de resolver los problemas de violencia. Porque como dice Sebastián Lardone, de sexto, el diálogo permite “ganar la confianza de los demás chicos y solucionar los casos sin responder a la violencia”. “Buscamos llegar al origen de porqué se arman los líos y tratamos de solucionar el problema inicial, si fue otro alumno o si empezaron los dos”, agrega Santiago.

El éxito de esta innovadora experiencia de mediación escolar se puede medir también en la respuesta de los demás estudiantes de la escuela de Tortugas. “Intentamos ganarnos el respeto y la confianza y ahora hasta los mismos chicos nos llaman solos para resolver algunos problemas. Se están tomando la costumbre”, señalan entre risas los chicos de la 263.

Con los más chicos. Una serie de juegos pintados en el patio de baldosas fue otra de las estrategias que diseñaron los chicos para reducir los casos de agresión en los recreos. Es que la tarea de mediación alcanza tanto a los de la mañana como a los pequeños alumnos del turno tarde. “El otro día pintamos con los chicos de segundo y un grupo de padres juegos como la rayuela y el ta-te-ti, para que se diviertan sin violencia. Vinimos a jugar a la tarde con los de segundo y ahora los otros nos invitaron a jugar con ellos también”, señalan Mirela y Camila. Un proyecto que, como cuenta Marcela Viozzi, se enlaza con la docente de segundo grado, para que los más chicos aprendan el respeto por las reglas, los turnos y a disfrutar con otros compañeros.

Pero los de séptimo van por más: para la semana próxima tienen previsto arrancar con la FM 263, una radio escolar que dos veces por semana trabajará sobre valores como la tolerancia, la responsabilidad, la comprensión, la solidaridad y el respeto. Aseguran que lo harán a través de entrevistas, investigaciones y entretenimientos.

Además prometen que para fin de año inaugurarán la salita de mediación, “con almohadones y todo, para hacer la mediación en un lugar donde se sientan más cómodos”, cuentan.

El diálogo y la apuesta a estrategias lúdicas se transforman en la escuela de Tortugas en herramientas para lograr que disminuyan los conflictos de violencia. Una apuesta que, de la mano de los pequeños mediadores, busca mejorar la convivencia en las aulas, con chicos que con orgullo cuentan cómo logran superar desde diálogo los “líos” entre sus compañeros.

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